miércoles, 12 de febrero de 2014

Cortázar: estamos solos y no hay tu tía


Proverbial era el uso que Manuel Fraga hacía de la expresión "no hay tu tía" y a su figura está de algún modo asociado para mí el empleo de esa frase hecha; por eso me llama la atención, releyendo el capítulo 22 de Rayuela, la utilización que de la misma hace el narrador reproduciendo los luminosos pensamientos de Oliveira con respecto a la soledad, a lo que es y significa estar solo:

La incomunicación total -pensó Oliveira-. No tanto que estemos solos, ya es sabido y no hay tu tía. Estar solo es en definitiva estar solo dentro de cierto plano en el que otras soledades podrían comunicarse con nosotros si la cosa fuera posible. (...) ¿Quién estaba de vuelta de sí mismo, en la soledad absoluta que representa no contar siquiera con la compañía propia, tener que meterse en el cine o en el prostíbulo o en la casa de los amigos o en una profesión absorbente o en el matrimonio para estar por lo menos solo-entre-los-demás?

Consulto el Diccionario de Frases Hechas que coordinó para Larousse en 2001 el doctor Ernesto Carratalá García, profesor que fue de Gramática Histórica en mis años de estudiante en la Universidad de Barcelona -un auténtico sabio-, y se dice esto acerca de la citada expresión:

Expresión figurada y familiar con la que se indica a alguien la dificultad o imposibilidad de realizar o conseguir una cosa. Pintoresca expresión que se reduce a un mal uso lingüístico, con su punto de etimología popular, del arabismo tutía (o atutía, con el artículo árabe) 'ungüento medicinal hecho con óxido de cinc'. Se empleaba en la Edad Media y aparece documentado en la Vida del escudero Marcos de Obregón, 1618.

La imposibilidad, en el caso de la cita de Cortázar, sería la de no estar solos, es decir, estaríamos condenados a estar solos-entre-los-demás siempre y en cualquier circunstancia.

Nota. El texto de Cortázar procede de la edición de Edhasa/Sudamericana, Barcelona 1977, de las páginas 119-120. 

3 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

Esta claro que la soledad del individuo ante en drama humano no se remedia ni con el ungüento de óxido de cinc. Estamos solos en medio de muchas soledades y en conjunto formamos un cuerpo social que a veces parece ir a la deriva.
Salud
Francesc Cornadó

Luis Quiñones dijo...

Dos Quiñones hablando de Cortázar son muchos Quiñones. Ahí te dejo un pequeño artículo de un primo tuyo.

http://laametralladora.wordpress.com/2014/02/04/julio-cortazar-al-borde-de-la-realidad/

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Excelente artículo, Luis. Muchas gracias por el enlace.

Un abrazo, Javier.