lunes, 12 de noviembre de 2012

Barcelona, octubre de 1934 / 2


GARCÍA OLIVER, Juan, El eco de los pasos, Ruedo Ibérico, Ibérica de Ediciones y Publicaciones, París, 1978, pág. 159.

En Barcelona lo acontecido fue de comedia. Dencás, cabecilla máximo de Estat Català, dirigía el movimiento desde el edificio de Gobernación. Badía, segundo que aspiraba a primero, acompañado de policías catalanes, de Guardias de Asalto y de algunos escamots, paseaba con descaro por las calles de Barcelona, "Thompson" en mano, deteniendo a anarquistas y a militantes de la CNT. Asaltó los locales de Solidaridad Obrera y algunos otros de la CNT.

Aunque Companys se consideraba el jefe del Frente Popular en toda España, el movimiento, tal como lo estaban llevando a cabo Dencás, Badía y sus escamots, era la iniciación de un movimiento de tipo fascista. Solamente los lerdos podían ignorarlo. En el Palacio de la Generalidad, Companys, con su mirada un poco torcida, resplandeciente de gozo, proclamaba una Cataluña libre, federada a una España federal. Los desmanes de Dencás y Badía desmentían las buenas palabras de Companys.

Companys se fue quedando solo ante el micrófono de Radio Barcelona instalado en el Palacio de la Generalidad. El Frente Popular no daba señales de vida. La Alianza Obrera, con "treintistas" disidentes de la CNT, minúsculos residuos de rompehuelgas de la UGT y microsindicatos del POUM, tampoco hicieron acto de presencia. Los rabassaires estaban muy lejos, allá donde hacía poco tiempo se había pisado las uvas. De los cinco mil prometidos, los pocos escamots que habían salido a la calle empezaban a sentir el frío de las miradas despectivas de los barceloneses. Fue un continuo abandonar los fusiles y las pistolas de que estaban armados. Las bocas de las alcantarillas eran los lugares preferidos para deshacerse de los armamentos.

"Hombres y mujeres del Frente Popular y de la Alianza Obrera, acudid en defensa de la Generalidad", clamaba Companys, llamando a las fuerzas disciplinadas de que hizo gala ante Largo Caballero.
"Rabassaires, no me dejéis solo en este momento solemne."
Las palabras resbalaban por las paredes de las casas y los balcones cerrados.
"Hombres de la CNT, siempre tan generosos, acudid a defender esta causa".
El silencio de la ciudad ultrajada por aquellos forajidos de Dencás y Badía era impresionante. 

Aquel silencio fue interrumpido por los estampidos de un tiroteo que provenía de las Ramblas. Eran Comte y sus muchachos del Partit Proletari Català, separatistas y marxistas, que intentaban resistir ante el batallón de infantería del ejército que anunciaba la proclamación del estado de guerra decidido por el capitán general de la IV Región, el general Batet.

Murió Comte. Companys y los miembros del gobierno de la Generalidad que lo acompañaban fueron detenidos, procesados, condenados y enviados a extinguir condena al penal del Puerto de Santa María.

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