sábado, 5 de diciembre de 2009

Memoria del antifranquismo y la transición: Solé Tura



No lo conocía, pero su talante conciliador, su sabiduría política, su compromiso con lo que en sentido amplio se suele llamar los valores de la izquierda, su moderación, su aguda inteligencia, su palabra siempre sosegada y penetrante hacían de él una figura respetada. Me golpea la noticia de su muerte y recuerdo la última vez que me crucé con él, en el descanso de un concierto de música contemporánea, en el vestíbulo del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Su mirada perdida, que miraba fijamente, como intentando saber si conocía en verdad a quien a él le miraba, hombre público en definitiva, una mirada escrutadora, náufraga, la de quien andaba ya extraviado en el propio laberinto de su memoria desbaratada por la enfermedad. Me causó una gran impresión. En nada comparable a la tristeza de hoy por la pérdida de este hombre bueno en el sentido machadiano del término. Referente para muchos de mi generación en la lucha contra el franquismo, salvando la discrepancia ideológica, él era comunista, aunque luego abandonara esa militancia y pasase al socialismo, vimos siempre en él a uno de los nuestros. Melancolía. Me uno al dolor de la familia. Descanse en paz.

Nota. La foto de Jordi Solé Tura está tomada de la red, de Siglo XXI Editores. Hace poco, y como una coincidencia insospechada, releí fragmentos de su libro Autonomies, Federalisme i Autodeterminació, editado por Laia/Entrellat, en Barcelona, en 1986.

2 comentarios:

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Descanse en paz.

Javier Quiñones Pozuelo dijo...

Gracias, Javier, por tu comentario. Fue uno de los hombres, de los políticos, que contribuyó decisivamente a afianzar la democracia en la que vivimos ya desde hace tantos años; pero que nadie, sobre todo los jóvenes, olvide que es el periodo de democracia y libertades más largo y fructífero de toda la historia de España, la más triste, como escribió Gil de Biedma; por eso, reconocimiento y honra a los que trabajaron por ello desde destacados puestos institucionales y en el caso de Solé Tura como redactor de la Constitución del 78.
Un fuerte abrazo, Javier.